Día del maestro en tiempos de COVID - 19
Desde pequeño sabía que de grande sería ¡veterinario!, trabajaría en una reserva en África y trataría a animales salvajes... pero, la vida me llevó por otro camino ... en 2007 comencé a estudiar psicología y cinco años después la maestría en psicología organizacional, por que es donde está el dinero (pensaba), mientras la maestría transcurría; también la búsqueda del trabajo ideal; uno donde ganara bien y tuviera tiempo para estudiar y disfrutar de Cancún, donde decidí vivir y estudiar la maestría, un trabajo que fuera sencillo y que de preferencia me dejara libres las tardes. Frente a mi apareció el trabajo ideal, publicado en un periódico, que no compré y que estaba ahí, en un oxxo; como esperando a que lo leyera. Solicité el trabajo como maestro de sexto de primaria ... la escuela decidió que mi perfil sería mejor para secundaria y preparatoria ... Recuerdo haber llegado a mi primer día de trabajo, debió habérseme notado que no tenía experiencia, pues una excelente profesora y después gran amiga me dijo: “tienes que ser muy malo, que este primer día te tengan miedo y ya después te vas suavizando” (consejo que sigo aplicando cada inicio de ciclo escolar).
Cómo iba a saber que mi trabajo fácil y de medio tiempo me traería hasta donde estoy hoy y que mi proyecto de vida giraría en torno a la educación.
Hoy el 15 de mayo de 2020, en México, celebramos el día del maestro; ha sido un día lleno de emociones y risas; pero todo a distancia.
Por la mañana una compañera docente nos preguntaba que cómo harían sus estudiantes para felicitarla. Me es muy curioso y divertido a la vez, cuanto puedes llegar a amar a las personas con las que trabajas, que no son de tu familia y que posiblemente solo estarán un ciclo escolar contigo.
Con el transcurrir del día comenzaron a llegar decenas de vídeos e imágenes con demostraciones de cariño, etiquetas en las redes sociales y mensajes de exalumnos, alguna ya en la universidad, que me indican que mi labor tiene sentido; que por lo que me desvelo, despierto temprano, estudio, frustro y apego con pasión tiene razón de ser. Esta cuarentena me ha demostrado que la distancia no existe cuando se quiere aprender y enseñar.
Cuando decidí conscientemente dedicarme a la docencia; me di a la tarea de transformar el mundo en un lugar mejor para vivir; para mi y para todos. Sé que en mis estudiantes está el futuro y, me gustaría que esos pedacitos de futuro fueran felices, auténticos, críticos, que sepan expresarse y arriesgarse a tomar riesgos, que sepan que aunque no somos familia y que tampoco somos amigos; los profesores (los buenos, los que vale la pena llamar profesores) estaremos ahí para ellos, para lo que necesiten inclusive si ya no trabajamos en esa escuela donde nos conocimos, que pueden confiar en nosotros.
Ser docente en tiempos del COVID-19 es maravilloso, a través de mi pantalla puedo ver a mis estudiantes y como las habilidades que les he acompañado a descubrir y fortalecer son puestas en práctica y tienen éxito.
Gracias porque en esta crisis todos crecemos.
Chris/2020